“Nunca más”, “Nunca más”, exclamaron los integrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) al término de una conmovedora visita este sábado al Museo Sitio de Memoria ESMA, donde durante la dictadura argentina (1976-1983) funcionaba un centro de tortura y exterminio.
Seis comisionados participaron de la recorrida por la puesta museográfica montada hace dos años en lo que era el Casino de Oficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), un predio de 17 hectáreas en el norte de Buenos Aires transformado en 2004 en espacio de memoria y sede de organismos humanitarios.
“Uf!, uf!”, soplaba el comisionado mexicano José Orozco Henríquez, al escuchar los relatos que resumen con crudeza lo que ocurrió en ese sitio por el que pasaron unos 5.000 secuestrados, que estuvieron encapuchados, tabicados y con grilletes, antes de ser -en la mayoría de los casos- arrojados desde aviones al Río de la Plata.
En esas condiciones infrahumanas, también dieron a luz 36 mujeres, cuyos bebés les fueron arrebatados y apropiados por militares o sus cómplices.
La recorrida de más de una hora se realizó a 38 años de una histórica visita de la CIDH, en plena dictadura, en el cierre del 162 Período Extraordinario de Sesiones que tuvo lugar esta semana en Buenos Aires, por invitación del gobierno argentino.
En septiembre de 1979, la presencia del organismo de la OEA legitimó las denuncias sobre secuestros, torturas y desapariciones en Argentina y se consideró “un hito que marcó el principio del fin de la dictadura”, dijo Santiago Cantón, exsecretario ejecutivo de la CIDH y actual secretario de derechos humanos de la provincia de Buenos Aires.
“Un día vinimos a atestiguar el horror, hoy volemos a rendir homenaje a la Memoria, Verdad y Justicia”, dijo la CIDH que en aquel momento había visitado la ESMA, pero los presos sobrevivientes habían sido trasladados a una isla para no ser vistos.
– Valor de la humanidad-
“Reconstruir este espacio es un valor no solo para Argentina, sino de la humanidad”, declaró la panameña Esmeralda Arosemena de Troitiño, segunda vicepresidenta de la CIDH, la primera en gritar “Nunca Más” al posar con sus colegas frente al imponente ingreso al predio, donde aún se lee “Escuela de Mecánica de la Armada”.
La directora del Museo, Alejandra Naftal, una exdetenida, guió a los visitantes por ‘Capucha’ y ‘Capuchita’, como apodaban los propios militares los lugares donde alojaban y torturaban a los presos.
Los comisionados escucharon testimonios del nieto recuperado Leo Fosatti, del sobreviviente de la ESMA Carlos Muñoz, y de Daniel Tarnopolsky, cuya familia completa pasó por la ESMA y está desaparecida, y del excanciller argentino entre 2003 y 2010 y exsecretario ejecutivo de la CIDH Jorge Taiana, entre otros.
Presentes en la recorrida, el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, fueron interpelados por Clara Weinstein, madre de un estudiante desaparecido, invitada a la visita.
Weinstein lamentó un reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia que permitió la reducción de penas y la consecuente liberación de represores de la dictadura, medida frenada tras el mayoritario rechazo y una manifestación de repudio de medio millón de personas.
Los organismos de derechos humanos mantienen una relación tirante con el gobierno de Mauricio Macri (centroderecha), y le atribuyen haber estado detrás de esa decisión judicial.
“Nosotras, las Madres (de los desaparecidos) no les vamos a permitir eso ni otras cosas que tendrán pensadas” para beneficiar a los condenados por crímenes de lesa humanidad, advirtió Weintein.
Garavano ratificó ante la CIDH que “más allá de los matices, no se va a retroceder” en las políticas de memoria y justicia.
Emocionado tras la recorrida por el museo, el presidente del organismo de la OEA, Francisco Eguiguren, afirmó: “Que esto no se olvide, que nunca se repita”.