Juventud y memoria histórica: marchar juntos fue uno de los paneles que nos convocó hoy en la mañana tras la acción coordinada por el grupo Nuestra América, quienes tomaron el vestíbulo de la Casa. Las voces de Cuba, Argentina, Chile y Canadá pusieron a debate, en la sala Galich, la necesidad de la resignificación y reencuentro con nuestros paradigmas de emancipación como una forma de actuación críticamente situada en nuestro presente. De tal manera, los ponentes conversaron desde sus espacios de acción y reflexión alrededor de esa construcción en disputa que es la memoria, y el sentido que tiene para las luchas de resistencia de hoy en todo el continente.
Marco Álvarez, director de Archivo y Memoria de la Fundación Miguel Enríquez, compartió con carácter de primicia su más reciente obra de investigación histórica Tati Allende. Una revolucionaria olvidada. Este texto que fue donado a los diferentes colectivos participantes en Casa Tomada y a la institución, aborda la dimensión de Beatriz Allende para la lucha guerrillera en América Latina, así como la urgencia de su conocimiento por las nuevas generaciones.
Carla Valdés León, documentalista cubana, enlazó las nociones de intelectual orgánico, poeta revolucionario y cine documental a propósito de su material audiovisual Paráfrasis (en proceso), que busca comprender el carácter indisoluble de la obra poética y revolucionaria del salvadoreño Roque Dalton, así como su profunda vinculación con Cuba.
Moe Taylor, historiador y realizador canadiense, brindó una introducción a la labor revolucionaria del guyanés Walter Rodney (1942-1980) de quien resaltó la complejidad de su reflexión académica y de su accionar política, que ha hecho de él un indudable ejemplo del pensamiento crítico en el Caribe.
Por su parte, Josué Veloz, en representación del colectivo Nuestra América, partió de un cuestionamiento a la supuesta necesidad de no vivir presos del pasado y avanzar hacia delante (según “recomendara” Barack Obama a América Latina en la Cumbre de las Américas en 2009) para hacer énfasis en el impostergable reencuentro con los imaginarios de la lucha anticolonial y antiimperialista que han sido la savia de nuestra región. Por ello, resaltó el trabajo que su colectivo realiza en relación a la profundización y el apropiamiento de la práctica internacionalista del proyecto revolucionario cubano.
Nacho Levy, miembro de La Poderosa y fundador de la publicación La Garganta Poderosa, habló de la vinculación de su colectivo con el periodismo revolucionario de Rodolfo Walsh, quien aparece como editor en jefe de la publicación. Al decir de Nacho, refiriéndose a la vinculación con Walsh de su movimiento, ellos son “rodolfistas, no rodolfólogos”. El espíritu combativo y la potente voz del escritor argentino, siguen resurgiendo en cada una de las gargantas de los vecinos de las villas. “Dar testimonio en tiempos difíciles” es una consigna que no pierde vigencia, por ello la Poderosa termina incitando a romper el aislamiento, a circular esta información, a gritar el nombre de Walsh y también el de Santiago Maldonado, recientemente desaparecido por las fuerzas policiales del gobierno de Macri.
Ana Niria Albo, investigadora de la Casa de las Américas y una de las coordinadoras generales de la actual edición de Casa Tomada, cerró el panel invocando la entrañable figura de Haydée Santamaría, quien fuera un ejemplo de mujer revolucionaria y fundadora de la Casa de las Américas, institución que bajo su tutela aunó en la institución cubana a los intelectuales más influyentes y revolucionarios de nuestro continente. Desde la humildad y sensibilidad de una presentación marcada por su memoria ligada a la de su descubrimiento de Haydee Santamaría, Albo declaró “mi lugar de enunciación es este, la Casa, que es su Casa, aunque a ella [Haydee] no le hubiera gustado que yo lo dijera”.