Por Bibiana Belsasso
Un abrazo solidario para mi muy querida
Isabel Revuelta y toda su familia.
El músico Daniel Viglietti, uno de los más influyentes de la música popular uruguaya, murió este lunes a los 78 años por complicaciones durante una operación quirúrgica. Fue una muerte inesperada. Apenas unos días antes había dado un exitoso concierto. Su partida tomó por sorpresa hasta a sus más allegados, en particular a Luli, su compañera y cómplice de toda la vida. En el Teatro Solís, donde se le rindió un homenaje al maestro Viglietti, abarrotado de gente y de personalidades, su mujer declaró: “Hay que recordarlo vivo, fuerte, apasionado, con sus canciones, son su compromiso. Un compromiso que tuvo hasta el final de su vida”.
Viglietti es parte fundamental de la historia de su país, y toda América Latina. Su postura antiamericana, alineado a la izquierda y contra el régimen militar, lo hizo ser una de las voces opositoras más importantes a las dictaduras de los años 70 de América Latina.
Con apenas 20 años, se introdujo en la música popular y comenzó su militancia política. Participó en la revista Marcha y fue uno de los fundadores y director del Núcleo de Educación Musical.
Contaba que su madre, la pianista Lyda Indart, y su padre el guitarrista Cédar Viglietti, habían sido influencia para su formación musical.
Con su madre, se metió en la música de Stravinsky, Debussy, Ravel, Manuel de Falla, y Beethoven, entre otros; con su padre, compartía el canto de Carlos Gardel, Magaldi, y Los Trovadores de Cuyo.
Su trabajo fue siempre al lado de los grandes. “A dos voces”, junto con Benedetti, con quien formó dúo durante sus años de exilio, ha dejado una huella eterna.
Su canción “A desalambrar” es muy reconocida porque habla de la lucha de los campesinos y que la tierra debe de ser de quien la trabaja. Una forma de pensar de la que Viglietti nunca se apartó. Sus canciones fueron interpretadas por el español Joan Manuel Serrat y hasta por la mexicana Chavela Vargas.
Por su música de protesta y su pensamiento liberal, en 1972, durante la última dictadura militar en Uruguay, Viglietti fue detenido, lo que desencadenó una campaña mundial por su liberación, en la que participaron diversas personalidades como Mario Benedetti, Francois Mitterrand, Julio Cortázar y Jean Paul Sartre. Durante esos años, en las cárceles uruguayas murieron centenares de prisioneros políticos.
Eran años muy convulsos en el sur del continente. Las dictaduras militares en Chile, Argentina y Uruguay dejaron miles de muertos y desaparecidos.
La dictadura cívico-militar uruguaya se extendió entre el 27 de junio de 1973 y el 28 de febrero de 1985.
Fue un periodo durante el cual Uruguay fue regido por un gobierno militar no ceñido a la Constitución y surgido tras el golpe de Estado del 27 de junio de 1973. Dicho periodo estuvo marcado por la prohibición de los partidos políticos, la ilegalización de los sindicatos, medios de prensa, la persecución, encarcelamiento y asesinato de opositores al régimen.
Viglietti fue uno de esos perseguidos y le dio voz a las víctimas de esa dictadura en todo el mundo. Un momento de brutal represión eera el que vivía Uruguay, y a través de esa música de protesta, fuera del país se hizo conciencia de lo que estaba ocurriendo en América del Sur.
Tras su detención y puesta en libertad le siguió un exilio de 11 años en Francia, del que regresó a Montevideo en septiembre de 1984 y fue recibido como un héroe que sobrevivió a los años oscuros de las dictaduras en Sudamérica.
Viglietti fue docente, locutor de radio, compositor y vocalista. Pero, sobre todo, fue congruente con lo que pensaba y hacía. Una virtud de pocos se pueden jactar de tener.
Descanse en paz Daniel Viglietti, un hombre que con su partida cierra un capítulo importantísimo de la historia de Uruguay y del mundo.
Sentida despedida
Miles de personas despidieron el martes entre aplausos, lágrimas, música y flores a Daniel Viglietti, uno de los mayores exponentes del canto popular uruguayo y de América Latina.
Hasta el Teatro Solís, en Montevideo, llegaron personalidades de la cultura y políticos para darle el último adiós, entre ellos el expresidente José Mujica, quien con lágrimas dijo: “Este hombre y esta guitarra, y este decir y este cantar durante 40 y pico de años, estuvo sembrando semillitas de utopía, de tradición y de sueño de un hombre un poco mejor, de una humanidad un poco mejor”.
El ahora senador agregó: “Es un día triste y el mejor homenaje es tratar de adentro de nosotros remover lo mejor que nos pueda quedar”. Mujica señaló que Viglietti pertenece a una época de la que ya van “quedando muy pocos” y expresó que “tal vez la sociedad uruguaya, en el terreno de la cultura, está pagando el precio de la dictadura (1973-1985)”, durante la que el músico estuvo exiliado.
A su vez, Joan Manuel Serrat recordó a su amigo: “1972. Montevideo. Allí nos conocimos. Tú estabas en la cárcel, yo lo supe y desde el escenario del Teatro Solís me puse a cantarte con la esperanza de que mi voz llegase a tu calabozo: ‘Yo no soy de por aquí/ Es otro pago mi pago…’. Conocía la canción. Era una habitual de mis serenatas nocturnas a la luna y quise dedicársela al colega. Ése fue el banderín de enganche de nuestra amistad”.
Por otra parte, afuera del recinto cultural, admiradores del artista hicieron fila para darle el último adiós.