Una decena de organismos de derechos humanos consideraron ayer que la prisión domiciliaria concedida al represor Miguel Etchecolatz «marca un retroceso gigantesco para el proceso de Memoria Verdad y Justicia».
Afirmaron además que «para un asesino como él, no hay otro sitio que la cárcel común, perpetua y efectiva».
En un comunicado que lleva como título «Etchecolatz es el límite», las organizaciones advirtieron que el represor goza de «libertad encubierta como prisión domiciliaria».
El comunicado que lleva la firma de Madres de Plaza de Mayo-línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, entre otras, sostiene que «el camino del dos por uno que trazó la nueva Corte Suprema» habilitando «las libertades a domicilio con el fallo a favor del genocida (Felipe) Alespeiti» abrió «las puertas para este verdadero agravio a la memoria, las víctimas, sus familiares, los organismos de derechos humanos y a la democracia».
La decisión judicial despertó además el repudio casi generalizado de la dirigencia política, la que se expresó a través de las redes sociales.
«Memoria, Verdad y Justicia van de la mano de Cárcel Común, Perpetua y Efectiva para quienes ejecutaron el terrorismo de Estado en nuestro país. Repudio a la prisión domiciliaria para Miguel Etchecolatz», dijo en su cuenta en Twitter, Agustín Rossi, titular del bloque de diputados por el Frente para la Victoria.
«Otro fallo de la justicia a favor de los genocidas», opinó por su parte el también diputado Daniel Filmus.
En tanto que Myriam Bregman, integrante del FIT y abogada querellante en el juicio contra el ex policía, dijo: «La gravedad de la domiciliaria a Etchecolatz no es solo por su rol en la dictadura. Nunca se lo investigó seriamente por la desaparición de Julio López hace apenas 11 años.
También el Concejo Deliberante de Mar del Plata condenó el hecho de que a un acusado por delitos de lesa humanidad se le permita vivir en esa ciudad.
Etchecolatz de 88 años y seis condenas en su contra, recibió el beneficio de la prisión domiciliaria a raíz de su «delicado cuadro de salud».