Por Martín Adames
Ayer se recordó el aniversario de su ajusticiamiento. La actuación de la Policía Nacional, la violencia en las escuelas y el machismo en los hogares son parte de esa sucesión.
Durante 31 años la República Dominicana estuvo bajo la opresión de una de las dictaduras más crueles y violatoria de derechos que ha conocido América.
Fue entre 1930 y 1961 que la sanguinaria autocracia gobernó en base a la opresión, fraude, extorción, manipulación, clientelismo y bajo las peores bajezas políticas, militares y, sobre todo, antidemocráticas.
Pero… un grupo de héroes dominicanos, la noche del 30 de mayo, tramaron una emboscada donde resultó muerto el fascista Rafael Leónidas Trujillo, mientras viajaba en auto desde Santo Domingo a su casa en San Cristóbal.

Esa asechanza estuvo organizada por Modesto Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Antonio de la Maza, Amado García Guerrero, Manuel (Tunti) Cáceres, Juan Tomás Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Amiama Tió, Antonio Imbert Barrera, Pedro Livio Cedeño y Huáscar Tejeda.
Lo triste es que a 57 años de que un grupo de valientes dominicanos haya ajusticiado al tirano, parte de su legado aun permanezca en la sociedad dominicana.
Ciertamente se ha avanzado, pero algunas actuaciones de militares y funcionarios revelan que aún queda mucho por hacer en ese sentido.
Cuando una autoridad detiene un ciudadano y lo primero que pregunta es si es militar, cuando un vehículo comete violaciones a las leyes de tránsito, a veces atentando contra la vida de los demás y la autoridad competente tiene miedo de proceder porque ese vehículo muestra una placa oficial, cuando se muestra intolerancia hacia las protestas y cuestionamientos ciudadanos al quehacer público, las decenas de insignias que adornar los uniformes militares, la pleitecía que se le rinde a los funcionarios, llamarle “excelentísimo” al Presidente, los cuadros con el rostro del mandatario en las oficinas públicas y, sobre todo, endiosar la figura de poder en el país son actos relevantes de la dictadura.
Pero donde más se evidencia la herencia del tirano es en la Policía Nacional, entidad que fue creada expresamente para cumplir los antojos del jefe y todavía, en pleno siglo 21, se maneja con esos mismos esquemas dictatoriales y abusivos.
Expertos opinan
El historiador Miguel Ángel Díaz, al ser entrevistado sobre el tema explicó que el principal legado de la dictadura trujillista persistente en la sociedad dominicana de hoy es el autoritarismo, cuyas características ideológicas se sustentan en la imposición de la violencia, no solo política, sino también cultural.
Díaz añadió, “después de 56 años de la desaparición de la dictadura trujillista, el trujillismo está presente en lo dominicano (biológico y cultural), y eso se manifiesta a través de prácticas de autoritarismo en la función pública y empresarial”.
La violencia que actualmente impera en las escuelas, en los hogares y el miedo que el dominicano tiene al hablar “siempre está chivo”, son manifestaciones del autoritarismo, que es la principal expresión que queda del trujillismo, según el historiador Díaz.
El investigador histórico y escritor Miguel Guerrero escribió un artículo en 2014 titulado “el legado trujillista”, donde afirmó: “Es cierto que los gobiernos después de su muerte no han llenado las expectativas nacionales. Y aún no existe en el país un Estado de derecho propio de una democracia”.
El sociólogo Juan Miguel Pérez scoincidió con los anteriores. “El autoritarismo es un legado del trujillismo que aún subsiste en el país”.
Consideró que este probelma es inherente en la cultura institucional y personal de los ciudadanos.
Añadió que “la figura que aún permanece el país con una mayor incidencia en la vida pública es la poca tradición democrática de las clases dirigentes dominicanas”.
“Hoy en el país tenemos un sistema político que apenas le brinda al pueblo un día cada cuatro años para ser tomado oficialmente en cuenta. Eso, por supuesto, es lejos de ser suficiente para que cada quien sea un ciudadano que participe de la construcción comunitaria de la historia”.
Aseguró que este “déficit” proviene de una visión autoritaria que desde Trujillo no ha sido incorporada al orden social nacional, salvo durante los siete meses del gobierno de Bosch en 1963
Imbert Barreras
Se recuerda que el año pasado fue revelado un documento escrito por Imbert Barreras, el 2 de junio de 1961, único sobreviviente, que narró los detalles del ajusticiamiento un día después del hecho, pero que pidió dar a conocer esos detalles solo después de su muerte.
Imbert murió el 31 de mayo de 2016, y días después el escrito donde Imbert reveló las dos partes del plan, la primera de asesinar o arrestar al tirano, y la segunda parte que implicaba ocupar el Palacio Nacional para que fuera gobernado por una junta de Gobierno civil y militar por un periodo de transición, así como dirigirse a la cárcel de la victoria y a otras donde hubieran presos políticos del régimen, para ellos liberarlos.
Aparentemente estos 57 años de “democracia” no han sido suficientes para que las instituciones, los organismos castrenses, el funcionariado público y el propio gobierno entiendan que ya no hay dictadura, que la sociedad dominicana es un Estado de derecho, representativo y democrático, con gente que exige gobiernos de nuevo siglo y lo que recibe son acciones rancias.