Como parte del “Seminario sobre Sitios de Memoria y Derechos Humanos” que organiza la Agrupación de Derechos Humanos de Coyhaique y el Consejo de la Cultura y las Artes de Aysén, el periodista y autor del libro “Sentencia Judicial 39.122-87: Operación Albania”, Dino Pancani Corvalán, viene a la región para exponer sobre memoria en Derechos Humanos y presentar su libro que recientemente se lanzó en el Centro Cultural de La Moneda.
En una entrevista en la antesala a esta actividad, pudimos conocer su mirada sobre este caso que conmocionó al país a fines de los 80 durante la Dictadura Militar.
¿Qué crees que representa la operación Albania para los chilenos, mirando con la perspectiva del tiempo lo ocurrido?
La Matanza de Corpus Christi u Operación Albania como la denominó la Central Nacional de Información, CNI, es uno de los episodios más oscuros producidos en Dictadura, particularmente, en contra de un grupo de jóvenes que optaron por una estrategia radical en favor del retorno a la democracia. Posteriormente, en democracia, cuando se esperaba que hubiese una restitución de la imagen de los asesinados en Dictadura, un reconocimiento al valor y entrega de una buena parte de las víctimas de la Dictadura, lo que nos encontramos fue con un silencio institucional y/o una negación del aporte que realizaron. Entonces, creo que estos asesinatos representan la brutalidad de la Dictadura y también los silencios de la democracia.
¿Estos temas parecen no agotarse, crees que sigue abierta esa herida en el país?
Mientras no exista verdad, justicia y reparación será un tema de disputa inagotable, el cual causa dolor y amargura. La reconstrucción del sistema democrático tuvo la anomalía de; por una parte, la derecha y los militares estaban políticamente derrotados y por otra, un conglomerado de centroizquierda que tenía legitimidad y legalidad para haber utilizado esa derrota en un discurso y una acción que permitiera reconstruir un país en base a valores universales como son la verdad y la justicia, sin embargo, se optó por un relato de consenso que no condeno con fuerza la sedición, el fraude, las violaciones a los derechos humanos. Por ejemplo; que hoy exista espacio para que el candidato presidencial de la derecha proponga la creación de un museo de la democracia, es una expresión más de la impunidad que ha gozado la derecha política o que el Comandante en Jefe del Ejército justifique a los violadores de los derechos humanos por el supuesto contexto que vivía el país, demuestra la necesidad de acorralar y denunciar los discursos que niegan y/o justifican las violaciones a los derechos humanos cometidas en Dictadura. Volviendo a tu pregunta, es y será un tema que nos duele como sociedad, y que nos acompañará durante muchas décadas más, ya que si revisas la demanda de los más jóvenes, se encuentran el clamor de más verdad y justicia, en desmedro de las voces que buscan impunidad, expresados hoy, entre otros, por quienes andan pregonando beneficios carcelarios a los violadores de los derechos humanos.
¿Cómo se puede instalar de manera más efectiva y permanente el tema de los derechos humanos en el ámbito educativo?
Creo que la temática tiene una relación indisoluble con las violaciones a los Derechos Humanos en el periodo dictatorial. Un tema que genera controversia y pone en circulación diversos sentidos. El relato de las víctimas debe ponerse al centro y desde ahí proyectarlo a ámbitos que hoy tienen plena vigencia. Los derechos humanos en Chile están cruzados por las experiencias personales, por la memoria individual y colectiva. Me pregunto ¿qué ocurre cuando una víctima debe convivir con su victimario en un mismo espacio? Ustedes deben vivirlo a diario; ¿qué pasa con el represor que goza de impunidad; con el vecino que por temor negó auxilio y solidaridad a un habitante de su cuadra; con las instituciones vinculadas a las violaciones a los derechos humanos y su no reconocimiento del rol que jugaron para sostener al régimen cívico militar?. Para convivir en paz y con proyección de futuro se debe saber la verdad y los responsables deben asumir las consecuencias penales, políticas y morales.
Por otra parte, los derechos humanos son un referente ético, orientador de conductas y valores que deben estar presente de manera transversal en todo el accionar de la comunidad educativa, en la construcción de ciudadanía, en la mirada y aceptación del otro con todas sus diferencias, en la integración del migrante, en el respeto a la mujer, a la infancia, entre otras ámbitos que deben enmarcar nuestra cotidianidad.
En medio de una campaña política electoral desatada, ¿qué cabida debieran darle los candidatos a la presidencia a este tema?
Es un tema que de manera transversal debiera abarcar todas las propuestas; la ciudadanía debería fiscalizar cual es la visión que tiene un candidato, no sólo sobre temas evidentes como es el cierre de la cárcel de Punto Peuco, también, por ejemplo; en torno al tema educativo; la educación de calidad ¿es un derecho universal o un bien de consumo?, en esa interrogante está presente el valor que le otorga una candidatura al sujeto.
Por otra parte, sí comparto el juicio que las violaciones a los derechos humanos en el pasado reciente no es un tema resuelto, entonces se debe bregar por más verdad, más justicia y más reparación, en este último punto no me refiero a la material, sino a la restitución de las personas y sus ideas; la sociedad tiene derecho a conocer quiénes eran los asesinados en Dictadura, qué pensaban, por qué los ejecutaron, por qué los apresaron y eso pasa porque la sociedad y quienes se dedican a la política eleven sus estándares éticos y elaboren un nuevo consenso que consideren dos puntos: No hay justificación posible para violar los derechos humanos y el retorno a la democracia es fruto de todos y todas quienes se resistieron al régimen cívico/militar, no hay exclusión posible, y en ello, sumo a los doce jóvenes rodriguistas asesinados en el marco de la Operación Albania.
¿Crees que se avanza, en el esclarecimiento de las violaciones a los derechos humanos cometidos por la dictadura de Pinochet o ya es bien poco lo que se puede hacer por los pactos de silencio de quienes cometieron esas atrocidades?
El libro Sentencia Judicial N° 39122 -87, Operación Albania, denuncia precisamente este pacto de silencio, el cual también se materializa al construir los represores un discurso colectivo inverosímil. Además de constatar que los agentes estatales cobardemente no asumen su responsabilidad, es amargo que un Juez de la Republica le otorgue crédito a esas declaraciones y dicte sentencia considerándolas. El caso de Manuel Eduardo Valencia Calderón permite problematizar lo señalado: Manuel fue secuestrado por civiles, trasladado a un lugar de reclusión tortura y exterminio, y luego, en una casa deshabitada se le asesinó de 14 balazos. El magistrado condenó por este asesinato a los autores intelectuales y al agente operativo de mayor jerarquía del Cuartel Borgoño. En ese marco, es legítima la pregunta en torno a los principios jurídicos del Juez, se esperaría que estuviesen vinculados a la inviolabilidad de los derechos humanos, sin embargo, lo que se encuentra en la sentencia se aleja de aquella entrada, ajustándose, posiblemente, al marco legal. En la sentencia no se logra determinar al o los asesinos que descargaron las balas en contra de Eduardo Valencia, es decir, no hay culpables directos y tampoco hay justicia. Este razonamiento legal permite al Juez cerrar la causa y consagrar la impunidad con el aval del sistema judicial, imponiéndose una “verdad” jurídica como una verdad histórica.
Por último, señalar que, en el caso de la Operación Albania, el Juez dejó impune a 10 de los 15 involucrados. Por lo anterior, creo que avanzaremos en verdad en la medida que exista más justicia efectiva, en donde los responsables paguen con cárcel sus fechorías, soy un convencido que ese es el único camino para poder concretar la tan anhelada conciliación social.
El “Seminario sobre Sitios de Memoria y Derechos Humanos”, se realizará este viernes 21 de julio desde las 15 horas en dependencias de la Universidad de Aysén, en Calle Obispo Vielmo N°62, con entrada liberada.