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Foto: Rodríguez Guerrero, Lissy

La devolución del territorio ocupado por la ilegal base naval en Guantánamo es el derecho que exige un joven cubano a Estados Unidos en el XIX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.

SOCHI, Rusia.–Es de esos jóvenes que cree fervientemente en el poder de las ideas y la defensa de sus principios. Se le ve por estos días en cada espacio donde puede construirse un sueño, delinear agendas, apostar por un mundo donde se respeten los derechos de los pueblos a su total independencia.

Por eso ha venido hasta Sochi a exigir ese pedazo de tierra que le han «amputado» a Cuba, porque como él mismo afirma, «se trata de visibilizar el reclamo de la Mayor de las Antillas para la absoluta devolución del territorio que ocupa la ilegal base en Guantánamo».

Alejandro Behmaras es delegado al XIX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, y cree que el enclave militar estadounidense es un «vestigio de una época neocolonial en contra de la voluntad del pueblo y el gobierno de Cuba, un foco de tensión e inestabilidad entre los dos países».

Demasiados argumentos le ha dado la historia al joven especialista del Ministerio de Relaciones Exteriores, como para no dejar de denunciar en el evento más importante de las juventudes democráticas del mundo la ocupación del área «que ha sido utilizada para violar derechos humanos de personas de distintas nacionalidades, las cuales han sido secuestradas, detenidas sin orden judicial ni derecho a una representación jurídica, abducidas de sus casas y lugares de origen, más allá de las acciones cometidas, que corresponden ser analizadas por un tribunal».

Y aunque el dolor y la pérdida causada a personas, familiares, la comunidad toda de Caimanera, en Guantánamo, y Cuba entera, ya no pueda resarcirse con nada; aunque ya la base naval sea un triste capítulo en la memoria de Cuba, «nunca vamos a cejar en la defensa y la lucha para que devuelvan ese territorio», tal como aduce al término de un panel dedicado al tema, en una sala del Main Media Centre de Sochi.

Alejandro sabe que la responsabilidad de buscar una solución a este conflicto corresponde a Estados Unidos, sabe que los gobiernos responden por las atrocidades que cometen sus fuerzas de orden interior y seguridad nacional, y conoce las raíces históricas que dieron vida al territorio ocupado, hoy inexistentes. «En aquel entonces fueron impuestas bajo coacción al gobierno de la época, en un contexto de desigualdad. Sin embargo, desde el primero de enero el gobierno y el pueblo de Cuba han tenido una posición inequívoca sobre la devolución del territorio, para que regrese a la jurisdicción de la República de Cuba».

Este joven es firme, como lo son los millones de cubanos y el centenar de organizaciones vinculadas a la lucha por la paz –según se conoció en el panel– que cada día trabajan por su eliminación; y es que haberla preservado allí durante tantos años de Revolución, «contrasta con la campaña que lleva a cabo Estados Unidos como paladín de los derechos humanos del mundo entero».

«Hay un doble rasero muy grande si se considera el respeto que la nación norteña dice tener a la Carta de las Naciones Unidas, porque esta expresa muy claramente el principio de soberanía y respeto a la integridad territorial».

Por eso a este muchacho de mirada clara e inquieta no le basta con denunciar, sino que invita a la reflexión, a la unidad en torno al tema de las fuerzas progresistas de todo el mundo, reunidas en el XIX Festival, «donde hay personas de todas las denominaciones que desean la paz internacional y el desarrollo de los pueblos».

«Han sido jornadas intensas, ha habido muchas discusiones, la delegación cubana ha tenido un protagonismo elevado en muchas de ellas, exponiendo las experiencias de la Revolución. El hecho de que Cuba tenga casi 300 delegados a un encuentro como este demuestra la valía de sus frutos.

«Y uno siente un orgullo muy grande cuando ve una foto de Fidel en la bandera del partido comunista o socialista de cualquier país. Cuba inspira respeto, es como si fuéramos el símbolo de la utopía».